jueves, 25 de noviembre de 2010

Informar con Miedo

(Texto publicado en el Blog Anticensura de ARTICLE 19 Oficina para México y Centro América en el Universal  el 25 de noviembre 2010 http://blogs.eluniversal.com.mx/weblogs_detalle12738.html )

 
Aung San Suu Kyi recién liberada de su arresto domiciliario y premio Nobel de la Paz ya lo decía “Para mí, la verdadera libertad es estar libre de miedo, y si no se puede vivir sin miedo, no se puede vivir una vida digna”

Varios sujetos ingresaron a las instalaciones de El Sur de Guerrero en Acapulco la noche del 10 de noviembre y comenzaron a disparar, no dejaron mensaje, no dicen contra quién o a qué iban. Así como llegaron se dieron a la fuga. “Hay mucho miedo, no alcanzamos a ver de qué tamaño es” mencionó Juan Angulo Director del Diario refiriéndose a las 13 personas que estuvieron durante el ataque y tuvieron que cubrirse de los disparos, nadie salió herido. Desde hace tiempo la violencia golpea diversas regiones del país, hecho por demás preocupante, y cuando el ataque se dirigen a medios de comunicación, esto cobra una dimensión que afecta a la sociedad en su conjunto por ser la información su materia prima.

Este reciente ataque ha generado declaraciones y condenas desde la Oficina de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Miguel Ángel Granados Chapa y Guadalupe Loaeza, entre otras personas y organizaciones. Aunque es importante y necesario el repudio de este tipo de hechos, no es suficiente, es indispensable que las autoridades lleven a cabo las investigaciones pertinentes para que estos hechos se esclarezcan y así evitar su repetición. Cabe recalcar que tan sólo en Guerrero este año han ocurrido 3 asesinatos a periodistas.

En un contexto donde tan sólo en este año han sucedido 8 asesinatos de periodistas y 13 ataques contra medios de comunicación, sin dejar de lado 10 periodistas desaparecidos en México desde 2000, es imposible dejar de lado el factor miedo que existe. Basta preguntar a cualquier periodista que haya conocido a un colega que lo hayan matado, o que haya estado en un ataque a un medio para que les diga como esto los afectó y en consecuencia su forma de hacer periodismo.

¿Cómo se puede vivir sin miedo cuando existen ataques contra la sociedad y contra los medios de comunicación y periodistas? ¿Cómo se pueden conocer los problemas si existe el miedo de publicar información de interés público por las represalias? ¿Puede haber libertad de expresión en un ambiente de miedo?

Ya se ha mencionado mucho la editorial del Diario de Juárez que lanzaba la pregunta ¿Qué quieren de nosotros? Una muestra de la resistencia a sucumbir al miedo producto del clima de violencia que viven constantemente los medios de comunicación en México y es que este año se han agravado de manera significativa. Los ataques contra las instalaciones de medios de comunicación con armas de fuego y explosivos se han triplicado respecto al 2009.

El miedo es algo que está presente, no es algo imaginario. La cuestión es cómo responder. Nos podemos paralizar y dejar que siga acechando a las y los periodistas, y así vulnerando nuestro derecho a estar informados. Para que así, poco a poco se apodere de las salas de redacción y que los medios sólo informen cuestiones cotidianas y convertirnos en simples receptores pasivos de información. O podemos alzar la voz y exigir que estos hechos no queden impunes. Recordemos que cuando impera el silencio, no hay democracia posible.

jueves, 11 de noviembre de 2010

Diplomacia y Derechos Humanos (Examen Periódico Universal)

(texto publicado en el Blog Anticensura de ARTICLE 19 Oficina para México y Centro América en el Universal  el 11 de noviembre 2010 http://blogs.eluniversal.com.mx/weblogs_detalle12647.html)



Ginebra es la ciudad que vio nacer a Jacobo Rousseau, filósofo que promovió en su Contrato Social “Encontrar una forma de asociación capaz de defender y proteger, con toda la fuerza común, la persona y los bienes de cada uno de los asociados, pero de modo tal que cada uno de éstos, en unión con todos, sólo obedezca a sí mismo, y quede tan libre como antes.” Es una ciudad sede de un gran número de organizaciones internacionales y que junto con Nueva York son referente obligado para Naciones Unidas y los derechos humanos en el mundo.

Para que las organizaciones de la sociedad civil puedan tener la posibilidad de incidir en los mecanismos de derechos humanos en el sistema universal, hay que llegar a esta ciudad. Esto no es fácil y no sólo por la cuestión geográfica, el clima, o lo caro que es el franco, sino que hay que entender la estructura de Naciones Unidas, sus alcances, limitaciones y las relaciones económicas, comerciales y políticas de los países que forman parte.

Dentro del Consejo de Derechos Humanos creado en 2006 que nació con el objetivo principal de considerar las situaciones de violaciones de los derechos humanos, es que existe el mecanismo del Examen Periódico Universal (EPU). Este mecanismo tiene la encomienda de revisar la situación de los derechos humanos en los 192 Estados miembros de las Naciones Unidas cada cuatro años. Lo cual suena muy bien en el papel, pero la realidad es más compleja.

El EPU lleva 9 sesiones a partir del 2008 en las cuales se estableció de manera aleatoria la revisión de los países, de las cuales se han realizado ya más de 140. Para el 2011, todos los países habrán estado en dicho proceso. La mecánica es la siguiente, el Estado en revisión presenta un informe y los países miembros del Consejo de Derechos Humanos tienen la oportunidad, en una breve intervención, llamado diálogo interactivo, de hacer recomendaciones. Al final se elabora un informe donde se compilan las recomendaciones e información que elabora la Troika.

Las recomendaciones que hagan los países dentro de este espacio están sujetas a que el Estado en cuestión las acepte de buena fe. No hay nada que obligue a los países a cumplir estas recomendaciones. Además, el mecanismo no es un examen en cuestión de derechos humanos estrictamente dicho, las intervenciones de los países están supeditadas a las relaciones políticas y comerciales. Esto lo podemos constatar en la última sesión en donde Honduras y Estados Unidos tuvieron fueron evaluados por este mecanismo.

Durante la reciente sesión del EPU tuvimos la oportunidad de ver como un país como Honduras, recibió varias recomendaciones para investigar las violaciones durante el golpe de estado, investigar y sancionar violaciones a la libertad de expresión, fortalecer la independencia en sus órganos judiciales, y prevenir la violencia contra las mujeres, además de adoptar varios protocolos facultativos entre otras. Mientras que EUA, a pesar las recientes filtraciones que dio a conocer Wikileaks de los abusos, torturas y violaciones del ejército norteamericano durante la guerra en Irak, no recibió ninguna recomendación al respecto. Es en estos espacios donde se puede ver los diferentes criterios y estándares para cuestionar en materia de violaciones a los derechos humanos a los países, todos los países son iguales pero unos son más iguales que otros.

La participación de la sociedad civil se reduce a presentar informes ante la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos que presenta en un resumen de 10 cuartillas, además de otro documento que compila la información de los mecanismos convencionales y los procedimientos especiales. Esto para que las delegaciones de los países tengan insumos para sus participaciones dentro del diálogo interactivo.

Aunque este sea el canal establecido para la sociedad civil, es indispensable hacer llegar información a las delegaciones con la intención de hacer recomendaciones a los países, cuestiones más específicas que ayuden a fortalecer al marco institucional y legal para el cumplimiento de las obligaciones de los países en materia de derechos humanos. Sin embargo, el papel de la Sociedad Civil no termina aquí. Es en el seguimiento de la instrumentación de dichas recomendaciones donde el EPU cobra su mayor valor. Y es en esta etapa donde el papel de la sociedad civil debe ser aún más incisivo, propositivo y constante.

La Sociedad Civil debe aproximar a la realidad a las delegaciones de los países que participan en el EPU, es una ventana de oportunidad que se debe de aprovechar haciendo un buen trabajo y de manera estratégica. Sólo así es que este tipo de mecanismos dejarán de ser espacios políticos, meramente diplomáticos, para convertirse en espacios regidos por consideraciones humanitarias en los que se busquen soluciones a las situaciones de abuso e injusticia en los diferentes países del mundo.